Pinturas haitianas y dominicanas que esconden las sombras de un comercio inestable. Un negocio lento. Pero suculento cuando tras tanta espera llega la venta. "Pueden pasar una, dos o tres semanas sin ganar ",dice Bruno, un "marchante " que exhibe parte de su "mercancía "en el Malecón."Por eso yo no vivo sólo de esto ", recalca,"porque el arte no se vende todos los días ".
Los pequeños comerciantes de El Conde han dejado aparcados los cuadros que fundamentaban sus negocios. Desde hace unos 20 días la policía les obligó a retirar esta pintoresca mercancía. Los establecimientos turísticos ven en este tipo de negocios una fuerte amenaza para su fuente de ingresos."Tanto puesto 'arrabaliza'la calle ",dice enfurecida la propietaria de una tienda en la misma calle.
Mientras, los "pequeños marchantes ", que no han recibido una explicación coherente, buscan una solución."Los cuadros están guardados. Estamos a la espera de poder volver a vender ", se resigna Francisco Batista.
Pero cuando el arte se convierte en interés, la competición por vender prima. Aunque, fuera de esta "controvertida calle para el negocio de las pinturas ", la competencia no se ve tan brutal.
La calidad influye en el costo. No tanto así el tamaño del cuadro. Principalmente, el precio de las pinturas depende de la mano maestra."Cuanto más conocido sea el pintor, más cara será su obra ",dice Bruno. Por ejemplo, un cuadro de Ramón Lacombe, 8 por 18 cm, cuesta 5,000 pesos, precio que no suelen alcanzar las pinturas de grandes dimensiones. Sin embargo,"la mayoría de los clientes no conocen a los artistas ", comenta José Manuel.
Pero a la hora de fijar el precio,"hay que respetar la mano de obra en el arte, pero tratando justamente al cliente ", establece un margen de beneficio entre un 8 y un 10 por ciento tanto en las piezas de 150 pesos como en las de 15,000.Y es que "en este negocio no se vende todos los días, pero cuando se vende, se vende ".
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