Mittwoch, 25. Juni 2008

PARA CONTRARRESTAR EL CALOR NO HAY MEJOR OPCIÓN QUE ZAMBULLIRSE EN LOS SALTOS, RÍOS Y MANANTIALES DE REPUBLICA DOMINICANA

República Dominicana no solamente es un paraíso de playa, sol y arena, también tenemos lindos balnearios que usted puede disfrutar y ahora que llegó el verano con sus días largos y radiantes, framboyanes en flor y el aumento de las latas de mangos en las carreteras. Y también con un calor sofocante e insoportable que abrasa y obliga a pensar en saltos de aguas blancas, ríos, manantiales y agua dulce. Sí, agua dulce.

Por suerte, de las 108 cuencas fluviales que tiene el país, hay unos 80 lugares naturales o habilitados disponibles para la recreación que cumplen con los requisitos de un balneario.

Estos balnearios están distribuidos por todo el territorio, a lo largo del cauce de los ríos más largos y sus afluentes, en los pozos y cavernas que dejan las formaciones geológicas o en las piscinas naturales de aguas heladas que se forman incluso en los lugares más secos. Sólo hay que ubicarlos, recoger información sobre las facilidades del lugar y sus alrededores y huir, huir del calor, el sudor y el resplandor de un sol caribeño que ataca sin piedad en esta época del año.

El cambio climático comienza a hacer efecto en República Dominicana. La Oficina Nacional de Meteorología advirtió el pasado lunes a la población sobre las altas temperaturas que se registrarán en el país en los próximos meses. Con todo y que la mala noticia es casi una invitación a disfrutar de los ríos y balnearios del país; la advertencia contrasta con las lluvias repentinas y las posibles vaguadas y tormentas que llegan con la temporada ciclónica.

Si ha llovido en lugares próximos a ríos y saltos de agua, la Defensa Civil aconseja no bañarse en los balnearios cercanos, debido a que las lluvias suelen aumentar sus caudales y formar remolinos a veces imperceptibles.

Es recomendable acogerse a los consejos de los organismos de socorro porque los balnearios más famosos no siempre son los más adecuados. En algunos, como Masipedro, en Bonao; San Rafael en Barahona, y La Confluencia y Manabao, en Jarabacoa, las entradas no son reguladas y la vigilancia es escasa.En el Salto de Jimenoa y los Charcos de Damajagua en Puerto plata se debe pagar la entrada y en el caso del Salto de Aguas Blancas, en Constanza, es necesario obtener primero un permiso de la Subsecretaría de Medio Ambiente para visitarlo. Una advertencia aplica para todos los lugares: no olviden llevar repelente de insectos.

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