El sector inmobiliario va en constante crecimiento y a pesar de las dificultades de altos costos de la tierra, materiales de construcción y tasas de interés, mantiene su dinamismo. Por esa razón la Asociación de Empresas Inmobiliarias, que preside Gilberto Santos, aboga por la aprobación en el Congreso Nacional del proyecto de ley que busca regular a este sector. La pieza legislativa está en manos del Congreso desde febrero de 2006, pero todavía no se ha producido la motivación suficiente para su aprobación.
La Asociación de Empresas Inmobiliarias nace en 1989 por la preocupación de un grupo de amigos en el sector inmobiliario que se reúnen y forman la AEI, que en ese momento no recogía a los agentes inmobiliarios y ahora sí están incluidos. En estos 19 años han logrado mucho, contamos con un local propio, tener una membresía de más de 150 empresas inmobiliarias y más de 200 agentes inmobiliarios.
Hoy en día se ven muchos casos de falsificaciones, estafas con las tierras y abogados que actúan de manera incorrecta. La Asociación regula esos casos, con un comité de disciplina donde se vela por la legalidad de las actuaciones.
Exigiendo del Estado dominicano la regulación conscientes de que el Estado se beneficia porque de esa forma tendrá un mayor control sobre los reportes de los impuestos y las empresas existentes, la cantidad de recursos que se invierten en el área.
“Tenemos acuerdos con la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) para impartir cursos de cinco módulos de 14 horas donde cualquier agente o corredor inmobiliario sale como un verdadero profesional, con los conocimientos sobre la parte legal, la construcción, la documentación entre compradores y promotores”, apuntó Gilberto Santos. El agente inmobiliario es un aliado del constructor, pero un defensor del consumidor.
El corredor y el agente inmobiliario mediante la AEI es el más llamado a ofrecer la asesoría. Pueden orientar sobre lo que le conviene comprar, le canaliza el préstamo y le dice lo que más de conviene.
Nosotros queremos relanzar la institución para darnos a conocer para que las personas puedan acudir y preguntar quien es tal constructor, si es cierto que está en el sector inmobiliario, que si se va a hacer una inversión se informen. El proyecto de ley prevé multas y sanciones por el mal manejo de las negociaciones inmobiliarias.
En cuanto al proyecto de ley le entregamos el proyecto al senador Euclides Sánchez, de La Vega, en febrero del año 2006. No hemos encontrado obstáculos, gracias a Dios, pero creemos que es necesario apresurar eso para evitar las estafas que estamos viendo en el sector inmobiliario.
Nosotros sabemos que el incremento en el costo del dinero afecta al sector de la construcción porque se encarecen los bienes, pero las autoridades monetarias aseguran que esto es algo temporal y que las tasas de interés no van a aumentar por siempre. Nosotros creemos también que esa es una situación cíclica de la cual el país va a salir el algún momento.
El sector inmobiliario está preocupado por las alzas en los materiales de construcción y los elevados costos de los terrenos. La tierra en la zona metropolitana oscila entre 1,100 y 1,300 dólares el metro cuadrado. El inmueble se encarece con la compra del solar, los materiales de construcción y ahora las tasas de interés.
Sin embargo, el momento de comprar o invertir en el sector inmobiliario siembre es bueno. No es el mejor momento para invertir en proyectos que están en proceso de construcción, pero sí es buen momento para comprar el producto acabado, porque el promotor tiene el interés de salir del inventario listo y terminado.
Troadio de los Santos, vicepresidente de la Asociación de Empresas Inmobiliarias, asegura que la industria turística trae como consecuencia un desarrollo sostenido de la parte inmobiliaria con la construcción de grandes hoteles, plazas comerciales y proyectos habitacionales no sólo para la venta a las personas que visitan el país, sino también para los ejecutivos y trabajadores de los proyectos turísticos.
Sobre las estadísticas de inversión, se tiene una separación en turismo y hacia la inmobiliaria, cuando en realidad mucha de la inversión en turismo es a la vez inmobiliaria.
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