Montag, 9. März 2009

ALMAS INOCENTES de Lic. Luis Peña Jimenez


Por: Odil Beato
Siempre he sentido un gran interés por la lectura (me encanta leer, lo disfruto) sobre todo si se trata de la identidad histórica dominicana, ya que cada autor tiene datos y percepciones diferentes que muchas veces se logran mediante investigaciones profundas que ponen en nuestras manos informaciones novedosas y hasta cierto punto asombrosas.



Su personaje principal (Octavio Gidelli) que en el transcurrir de la lectura me es ejemplo contundente de que en cada uno de nosotros existe o ha existido por lo menos un pequeño Octavio. Conjuntamente con el transcurrir de las escenas descubrí en la diversidad de personajes valores positivos como la esperanza, la sobre vivencia, la inocencia y el amor que es por sobre todas las cosas. Pero cuando la codicia y la desesperación se apoderan de nuestras ALMAS INOCENTES obtenemos lo que siempre creímos necesitar y pagamos con lo que nunca pensamos vender: nuestra fe y nuestra vida. ¿Que se puede esperar de un personaje que al exigirle por su propia preparación profesional, compare que Aristóteles estudio toda su vida y no fue rey?, así la ignorancia se apodera cada día de muchas almas.


El autor presenta cosas nuevas que a no juzgar por mi prematura juventud y tomando en cuenta todo lo que he leído, Almas inocentes nos puede despertar más que inquietudes…en tan solo 150 paginas divididas en 10 capítulos. Por ejemplo Esmerlin y Tancredo son los protagonistas de la desgracia de la familia Gidelli, mientras que en las andanzas de Octavio se desata una sutil escena de pasión y placer sexual donde queda demostrado una vez más la debilidad de la carne mandándolo a la mísera vida de los juegos y las mujeres para finalmente ser tentado por las fuerzas desconocidas que siempre nos están siguiendo.


En conclusión, lea esta obra y descubra cuan inocente es su alma, pues todavía existen sujetos que suben a lo más alto del goce terrenal y descienden a lo más bajo de la verdadera vida, la que todos tenemos y no conocemos o ignoramos por no estar convencidos de que aquí termina lo espiritual, pues así lo sustenta el Mayor Freddy Ant. Herrera en su prologo, lo que me hace interpretar que somos infieles cuando vendemos nuestra alma porque esta no nos pertenece, es propiedad del único al que debemos entregarla; Dios. eljalondeoreja@hotmail.com

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